Billete de Ida – Jonathan Vaughters

Si en una entrada anterior escribía sobre la biografía de un ciclista que, por lo que yo observo, apenas tiene detractores en el mundo del ciclismo, en esta ocasión toca escribir sobre un exciclista que, con bastante probabilidad, sea uno de los personajes más peculiares de este mundo. Y de los que peor caen, al menos de primeras. Desde luego, a determinados personajes “expulsados” de este mundo les sangra la úlcera ante la mera mención de su nombre. Estoy hablando de Jonathan Vaughters, uno de los personajes más extravagantes y raros que ha formado parte del pelotón.

Cuando Eneko Gárate, editor de Libros de Ruta, me encargó la traducción de este libro, no pude evitar cierta sensación de desazón… ¿el bicho raro ese? ¿el del récord de la subida al Mont Ventoux propulsado por el combustible U.S. Postal? ¿El director del Garmin, ese equipo de exdopados? ¿Ese que todos los años parece estar al borde de quedarse sin equipo porque nadie quiere patrocinarlo? Sin embargo, puedo decir que, tras terminar la traducción no solo disfruté muchísimo del proceso, sino que incluso veo ahora al personaje Vaughters con otros ojos bien distintos, y su estructura se ha convertido en un equipo al que me gusta ver ganar. Digamos que este Vaughters es alguien a quien hay que conocer para poder juzgarlo con mayor conocimiento de causa, porque menuda vida ha llevado.

Puede que no sea un personajazo como Floyd Landis, y desde luego que era la antítesis de Lance Armstrong, con quien desde la adolescencia comenzó a chocar cornamentas; pero no puede negarse que tiene una de las historias más pintorescas que ha llevado ciclista alguno. Hijo único de un matrimonio con raíces menonitas – aunque se criara alejado de esta doctrina, a diferencia de Landis – residente en un barrio del extrarradio de Denver, desde niño tuvo dificultades para entablar amistades, mostrando tendencia a la soledad  y al desarrollo de diferentes tendencias obsesivas con aquello que le interesa. Por ello, el aislamiento que le ofrece la bicicleta se convierte en el escenario perfecto para alguien tan retraído. De físico enclenque -era el típico niño con gafas tirillas y esmirriado-, no se deja amilanar por los fríos inviernos de su estado natal ni por el acoso al que le someten los compañeros de instituto que lo identifican como el «marica» que va a todos lados con ropa de licra ajustada sobre una bicicleta. Entrenando con adultos, acaba convirtiéndose en uno de los ciclistas más prometedores de un deporte que, en ese momento, apenas tiene seguimiento en su país, pero que se está convirtiendo en una olla a presión que explotará en unos pocos años ante el empuje de varios compatriotas que harán historia en un deporte tan europeo… y con el que casi acaban. A partir de ahí, su paso al profesionalismo europeo durante la explosión de la Época Dorada del dopaje y de la mano del peor equipo español del momento – una amalgama de ciclistas que acaban de huir de la disolución de la URSS, jóvenes españoles y él, Jonathan Vaughters, un americano extraño al que se le presupone el motor de un Ferrari – y que desaparece cuando la persona que lo financia se ve envuelta en un escándalo de drogas justo antes de que Vaughters debute en la Vuelta a España; regreso a EEUU sabiendo ya lo que hay que saber, fichaje por US Postal donde compartirá tiempo con Lance Armstrong y paso al equipo francés Credit Agricole del que acaba saliendo para retirarse del ciclismo, hastiado por la cultura del dopaje que empantana el deporte, para luego regresar como director deportivo.

A lo largo de todo el libro la presencia de Lance Armstrong va paralela a la del propio Vaughters, por eso hay partes del mismo que ya resultan conocidas para muchos lectores y aficionados del ciclismo. Y, aunque no deja de resultar interesante la visión en primera persona que da el de Colorado sobre todo el asunto Armstrong, a mí la parte que más me atrajo del libro fue todo lo que tiene que ver con la creación y la dirección de un  equipo ciclista profesional. Esto no significa que la parte de la infancia no sea interesante; al contrario, la etapa formativa siempre me parece crucial para comprender al personaje que se hará famoso después, y en este caso más todavía. Pero, al menos para mí, su interés queda eclipsado por esa parte de gestión de un equipo, por mucho que el desarrollo de sus años formativos ocupe una extensión similar al de la gestión. Así, aprendemos el proceso que siguen las estructuras en su crecimiento, cómo llegan a convertirse en parte de la élite y lo mucho, muchísimo que cuesta mantenerse en ella. En eso Vaughters tiene un máster, como en sacar gran rendimiento de plantillas que parecen prometer poco e inventarse nuevas formas de vender su marca, alejándose en ocasiones del canon del profesionalismo ciclista. Los equipos ciclistas venden su identidad al mejor postor, y en ocasiones encontrar ese postor resulta imposible. Por ello hay ocasiones en que se ven obligadas a fusionarse unas con otras, o se ven obligadas a intentar vender esa identidad admitiendo que no son capaces de luchar contra otros equipos todopoderosos, como lo fue Sky, hoy Ineos, o las estructuras caprichos de magnates o príncipes de la península arábiga. Resulta emocionante, a la par que desasosegante, el capítulo en el que narra cómo consiguió vender, sobre la bocina, la estructura al actual patrocinador, Education First, logrando con ello mantener al equipo en la élite. Y el peaje personal que se cobró esto.

En definitiva, un libro que me sorprendió sobremanera cuando trabajé en él. Para nada esperaba encontrarme las cosas que descubrí en su interior. No esperaba traducir que su propio director deportivo le robó a Vaughters su bicicleta para que no pudiera participar en una Vuelta a Burgos, como tampoco esperaba leer la franqueza con la que habla de determinados personajes actuales – y todopoderosísimos – del ciclismo, ni la angustia que puede crear la búsqueda de un patrocinador. En este contexto, recuerdo un tweet de 2016 en el que Oleg Tinkov se reía del gafapasta de Colorado mientras este buscaba, desesperado, un nuevo patrocinador. Bueno, dos años después el equipo Tinkoff desaparecía y Vaughters seguirá en la brecha en 2023.  Está claro que hay muchas cosas que se han omitido, que no habla de algunos éxitos conseguidos por ciclistas bajo sospecha en un equipo que es el abanderado de la transparencia, pero, con todo, te queda una idea meridianamente clara de quién es Jonathan Vaughters. Y en el libro cuenta el motivo exacto por el que Jonathan Vaughters es Jonathan Vaughters, ese tipo tan raro y que tan mal cae. Pero si quieres saberlo, tendrás que leerte toda la obra, porque ese secreto se desvela casi al final; y tiene un motivo muy concreto. Por cierto, como este libro apareció en pandemia, os dejamos un enlace a la presentación vía conferencia que hicimos tanto de esta obra como del magnífico Pedaleando en el Infierno, de Jorge Quintana, un libro que recomiendo, pues me lo leí en dos días, de lo mucho que me enganchó, además de contar con la compañía de Raúl Pérez, uno de los autores que formaban parte de la colección de libros El Afilador.

Puedes encontrar un ejemplar en la web de la editorial, libros de ruta, y también en Amazon y, si no puedes adquirirlo, siempre podrás pedirlo en tu biblioteca municipal. Además, os dejamos los enlaces de las librerías del continente americano donde podéis encontrarlo:

ARGENTINA
https://www.cuspide.com
https://www.buscalibre.com.ar

COLOMBIA
https://www.librosderuta.com.co
https://libreriagrammata.com
https://www.buscalibrecolombia.com
https://www.libreriadelau.com

MÉXICO
www.gandhi.com.mx
https://www.gonvill.com.mx

PERÚ
https://www.iberolibrerias.com
https://www.crisol.com.pe

URUGUAY
www.libreriapocho.com.uy
mercadolibros.uy

 

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